domingo, 11 de marzo de 2018

¿Buscas la aprobación de los demás?


¿Te descubres a veces ansiando la aprobación de los demás y haciendo lo que sea necesario para obtenerla? Con frecuencia hacemos cosas simplemente para complacer a los demás. Sin embargo, vivir en base a la aprobación de los demás puede tener un efecto muy perjudicial en nuestras vidas.

Nos encontraremos haciendo tantos malabarismos para mantener a todos contentos que puede que acabemos sintiéndonos completamente estresados. A veces trabajaremos un exceso de horas sólo debido a que no podemos decir "no". En otras ocasiones nos involucraremos en algo que sabemos que no es correcto, simplemente para evitar el rechazo.

Una pregunta clave es: ¿Obtener la aprobación o alabanza de los demás es lo que impulsa mis acciones? ¿Se basan mis decisiones en "qué pensarán" en vez de "qué es lo que creo"? ¿Se basan en el miedo a ser rechazados?

Vivir dependiendo de la aprobación de los demás es como vivir en un estado de ansiedad constante.

Así que es momento de hacer una parada. Una buena manera de empezar a reposicionarnos es descubrir nuestros propios valores innatos. Si sientes que estás haciendo algo erróneo sólo para complacer a otros lo más probable es que estés yendo en contra de tus propios valores innatos. 

Por tanto, empieza a explorar cuáles son tus valores internos. ¿Los estás comprometiendo a fin de obtener la aprobación de los demás? ¿Realmente quieres seguir haciendo esto? A fin de cuentas, ¿es realmente posible conseguir que todos te aprueben todo el tiempo?

Tomar decisiones basándote en tus valores, en lugar de la aprobación de los demás, es honrar tus valores.

Ahora imagina cómo sería si no necesitaras la aprobación de los demás. ¿Cómo actuarías? Toma tiempo para reconectar con tus cualidades innatas de paz, amor, felicidad y sabiduría. Temprano por la mañana es un buen momento para sentarse tranquilamente en meditación y reflexionar.

Cuando empezamos a vivir en base a nuestros valores innatos y a expresar nuestra verdadera naturaleza y cualidades internas también descubriremos que los demás empiezan a tratarnos con mayor respeto que antes, e incluso pueden sentirse inspirados por nuestro ejemplo.

El poder transformador de la visión


Hacia donde se dirige nuestra atención fluye la energía, y hacia donde fluye la energía, la vida crece. Este es un concepto espiritual que tiene profundas implicaciones en nuestro día a día. Básicamente nos dice que nuestra visión afecta el mundo que nos rodea.

Si llevamos este principio al ámbito de las relaciones con los demás, podemos extraer interesantes y relevantes conclusiones. 

Por ejemplo, tomemos el aspecto de las debilidades y los defectos de las personas. Primero los observamos y registramos en nuestra conciencia. A continuación, si cometemos el error de relacionarnos con alguien manteniendo sus defectos y debilidades en nuestra visión, lo que estamos haciendo en realidad es reforzar esos defectos ya que les estamos dando atención y por tanto energía.

Es un proceso sutil y tan cotidiano que, con frecuencia, pasa desapercibido. Nuestra visión de la otra persona está distorsionada, sesgada y condicionada por las debilidades que mantenemos en nuestra conciencia en el momento en que hablamos y nos relacionamos con ella. No nos debe sorprender, por tanto, que la persona responda desde comportamientos asociados a esas debilidades. De alguna forma, es lo que estamos “iluminando” con nuestra mirada. Este tipo de relación crea desarmonía y resentimiento.

Esto no quiere decir que ignoremos la realidad de esas debilidades. A nivel espiritual lo que necesitamos es practicar el ver y no ver a la vez. Es decir, puedo ser consciente de que alguien tiene una debilidad, pero lo que mantengo en la conciencia es una visión poderosa y positiva del ser humano que tengo frente a mí.

Así, la clave reside en considerar a la persona como un ser espiritual, lleno de recursos y potencial. Incluso si tiene una debilidad, y es algo evidente, mi visión se dirige a la bondad, a las virtudes de esa persona y mantengo en mi interior una perspectiva elevada de su potencial de transformación. Ni etiquetamos ni condenamos. 

Si practicamos esta visión espiritual y elevada, estaremos “iluminando” con nuestra visión la grandeza de la persona y nuestra relación se llenará de respeto y armonía.