martes, 31 de julio de 2018

Determinación en la transformación


Una de las causas principales, sino la principal, de que nuestra transformación interior se demore y los viejos patrones, causantes de nuestro malestar e intranquilidad, sigan afectándonos en la vida, es la falta de determinación y enfoque.

La mente es fácilmente distraída en muchas direcciones. El conocimiento espiritual nos recuerda que nuestra naturaleza verdadera, como seres espirituales, es elevada y digna, nuestra verdadera esencia es de grandeza y autenticidad. Necesitamos permanecer conectados con nuestras cualidades originales y soltar y distanciarnos de todos los hábitos negativos del ego y la conciencia limitada.

Aún así, incluso con las mejores intenciones y a pesar de que de vez en cuando creamos pensamientos llenos de resolución sobre qué queremos eliminar en el ser y qué queremos integrar en nuestra vida, en términos de virtudes y cualidades, la realidad es que con el paso del tiempo, la fuerza de esos pensamientos se va diluyendo.

Un paso fundamental que va a marcar la diferencia es no permitir que la mente esté ociosa, tanto como podamos. Existe un proverbio que reza "Una mente ociosa es el taller del diablo". El significado está claro, cuando la mente no tiene ninguna meta ni objetivo, las innumerables atracciones de los sentidos se apoderan de ella. Las debilidades y dependencias controlan nuestra conciencia. La puerta de entrada es la mente y, específicamente, los pensamientos.

Así que es esencial crear un programa de actividades para nuestra mente. Leer y estudiar textos que estén llenos de conocimiento espiritual, crear espacios en nuestra agenda diaria para reflexionar sobre los mismos, para comprender las leyes espirituales y su aplicación en nuestra vida práctica. Crear tiempo para experimentar con la meditación, con la concentración y la contemplación. Reflexionar sobre los valores y cualidades que queremos ver más presentes en nuestras vidas y qué tenemos que hacer para integrarlos.

Si nuestra mente está constantemente involucrada en nuestra meta y objetivo de transformación espiritual, experimentaremos que los pensamientos se vuelven más poderosos y concentrados, y la mente más luminosa y liviana. A su vez, esto generará sentimientos internos de satisfacción y plenitud. Sentiremos que nos vamos acercando a nuestra meta. La clave es una mente ocupada que cierra las puertas al desperdicio, la distracción y la negatividad.

Las cualidades originales del alma


El alma tiene cinco cualidades primarias; podemos decir que son los colores primarios de nuestra humanidad con los cuales pintamos el cuadro de nuestras vidas. Son las siguientes:

Paz

Es la cualidad original del alma. Paz es serenidad, el estado interior personal de la no violencia. En este estado de paz, yo armonizo con todas las cosas y todas las personas que me rodean. La palabra “shanti” significa paz, y este pensamiento es el que usamos como paso clave en meditación.

Pureza

Un estado de sinceridad y limpieza donde yo soy lo mismo dentro y fuera, sin engañarme a mí mismo ni engañar a los demás. En consecuencia, no cabe artificialidad alguna. La pureza es el estado originario verdadero en el que no se comete ninguna violencia contra los demás, ni puede perpetrarse violencia en contra de mí. Cuando el yo está en su pureza originaria, los demás no pueden dañarlo ni destruirlo, aunque lo intenten, porque hay un aura natural de protección que actúa como barrera invisible. Cuando yo consigo este nivel de pureza, significa que respeto todas las cosas.

Amor

Quizás es la cualidad original más difícil de conseguir porque está muy mezclada con el apego, la posesión y la dependencia, vicios profundamente arraigados que son aceptados como algo normal. A consecuencia de ello, el ser humano encuentra difícil conseguir la verdadera forma del amor puro, que es incondicional. La cualidad de amor significa “cuido”, comparto y, en particular, libero. El amor espiritual nunca crea esa necesidad o dependencia en la que los demás no pueden encontrarse o ser ellos mismos. El amor es el poder y la bendición más grandes del Universo.

Conocimiento

Saber y ser lo que yo soy para siempre y de verdad, y existir en esa conciencia es lo que quiere decir conocimiento. No es saber cosas sobre el alma, la paz, el amor, etc., sino que más bien el saber es ser el alma, ser paz, ser amor. Esta cualidad del saber verdadero se expresa con el pensamiento “soy”, la conciencia original del yo que existe más allá del falso yo del ego.

Felicidad

La felicidad es la expresión natural de la alegría de estar vivo y interactuando con los demás. La felicidad es sólo posible cuando yo me relaciono conmigo mismo y expreso respetuosamente lo que yo soy y permito a los demás compartir lo que yo soy y lo que hago. Yo me relaciono con las personas y con la naturaleza y experimento la satisfacción de la vida humana a través de las relaciones.

Cuando llegamos a ser conscientes de estas cinco cualidades primarias, poco a poco nos damos cuenta de que cada una de ellas tiene muchas características.

Por ejemplo, entendemos que amor no se refiere sólo a un sentimiento especial hacia una o dos personas. El amor espiritual es mucho más grande; quiere decir respeto, tolerancia, perdón, compasión y flexibilidad; hay un sentimiento universal de pertenencia, una sinceridad de corazón, una generosidad de espíritu que lo abraza todo.

Mediante la experiencia del silencio y la meditación nos abrimos a la experiencia de estas cualidades primarias, las reactivamos y así podemos expresarlas y potenciarlas en nuestras acciones, en la práctica. Se hacen entonces presentes y estables en nuestras vidas, llenándonos de su fragancia espiritual y permitiéndonos servir de forma elevada a los demás.