viernes, 12 de junio de 2020

Silencio

Hay una parte de ti que es perfecta y pura, y que no se ve afectada por las características imperfectas que has adquirido viviendo en un mundo imperfecto.
Está llena de cualidades divinas, de modo que su estado es de constante plenitud de recursos y bienestar. Su ausencia total de conflictos y de negatividad la convierte en un punto de quietud, una profunda enriquecedora experiencia, y de silencio. Busca tiempo para intentar llegar a este lugar interno de silencio. Ello te procurará un beneficio incalculable.
Ante todo te permitirá controlar mejor tus pensamientos. Descubrirás, por ejemplo, que no hay necesidad de pensar tanto como lo haces; que te bastará sentarte en silencio para que mucho de lo que necesitas surja sin esfuerzo.
En segundo lugar, la experiencia del silencio te libera de las amarras de tu programación y condicionamiento negativos. Experimentarás más fácilmente la verdad de tu paz y dignidad internas, lo cual te ayudará a su vez a mantener la mente enfocada.
En tercer lugar, el poder del silencio puede compartirse. A medida que aumentas tu experiencia del silencio, tu fortaleza puede ayudar a quienes no la tienen para que continúen en sus esfuerzos por desarrollar el ser y experimentar la paz. Tu reserva de silencio, sumada a pensamientos verdaderos y poderosos, ayudará a los demás a liberarse de lo limitado para alcanzar lo ilimitado y lo divino.
Hace mucho bien dejar atrás los pensamientos y palabras y quedarse quieto por un rato. Es enormemente refrescante y nutritivo, y crea hábito. El amor por la introversión espiritual, la soledad y el silencio complementa nuestra vida de una manera hermosa.
Extracto del libro:
Palabras y sabiduría de una de las grandes líderes espirituales del mundo
COMPAÑERA DE DIOS
Dadi Janki

El oxígeno del alma

En la dimensión física, el cuerpo toma aire para adquirir el oxígeno vital esencial que necesita nuestro cuerpo. Cuando inspiramos aire, no eres tú el que respira, es tu cuerpo. En la dimensión espiritual, que eres tú, el ser consciente, el amor es una irradiación del exterior de la energía… ¡que proviene de ti! Del mismo modo que aspirar oxígeno es esencial para la salud corporal, la irradiación de amor es esencial para el bienestar del alma. Cuando haces algo con amor, estás sobre todo dando la energía de tu ser. Si entregas tu yo pero sigues queriendo algo a cambio, tu energía se desvía y se queda bloqueada por la idea/imagen que tienes en tu mente de lo que quieres. En esos momentos no eres un ser de bienestar porque en todo deseo está implícito el miedo. Querer es la conversión de amor a miedo.
El amor es el oxígeno del alma, pero el oxígeno espiritual del amor debe ser irradiado y liberado, no adquirido ni consumido, para recuperar y mantener el bienestar. Esto significa que la diferencia entre cuerpo y alma puede resumirse en dos dinámicas. El cuerpo está diseñado para “absorber” nutrientes y oxígeno con el fin de mantener la salud. El alma está diseñada para “dar” la energía/vibración de la luz y el amor, que son los nutrientes espirituales que mantienen su bienestar. La naturaleza del cuerpo es consumir, mientras que la del alma es irradiar.
La opresión de los conductos respiratorios del cuerpo parece estar “desencadenada” (pero no provocada) por muchas cosas, entre ellas la comida, otras personas, las situaciones estresantes, el entorno e incluso el clima. Sin embargo, la opresión de la energía que irradia el alma está provocada por una sola cosa: el apego.
Extracto del libro:
EL SISTEMA INMUNITARIO DEL ALMA
Cómo liberar tu ser de todo tipo de enfermedades
Mike George

Los ocho poderes (II)

El poder de Discernir. Para de verdad distinguir qué es cierto y qué no, y comprender qué es lo que de verdad sucede, debo dar un paso atrás. Tomar distancia de mis opiniones y de mi contexto me permite percibir con mayor claridad. Curiosamente, este paso atrás funciona como una lupa, al combinar desapego y enfoque veo la escena completa, y también todas sus partes… y puedo comprender la verdad del momento. Me siento clara y segura.
El poder de Decidir. Opción. Compromiso. Cuando conozco el camino correcto, es como si no tuviese opción. Debo tomarlo. Debo confiar en mí misma, en lo que sé; debo respaldarme. Hay veces en que no tengo idea de adónde me llevará mi decisión, pero, tal como la brújula apunta siempre al Norte, también yo debo seguir mi cauce verdadero con determinación, convicción…y humildad. Al tomar este camino acumulo más sabiduría, y cambio.
El poder de Afrontar. Entiendo que en mi camino afrontaré desafíos, desafíos que están ahí para poner a prueba mi convicción. Pero no son los desafíos externos los que me dejarían fuera de juego. Aquellos que de verdad me harían tambalear son mis propias debilidades. Son esas las peligrosas, las que me quitarían el sueño. Nublarían mi sentido del ser y dañarían el alma. Ante ellos invoco el fuego de la valentía, y los transformo en llamas de la verdad. En ese fuego, la oscuridad se vuelve luz y el hierro se vuelve oro.
El poder de Cooperar. No puedo hacerlo todo sola. Nadie puede. Pero cuando estoy clara y bondadosa y actúo con valentía, de algún modo la vida funciona. Surgen oportunidades. Se producen sincronías. Y todo lo que debo hacer es… mi parte. Del mismo modo admirable como las abejas trabajan juntas en la Naturaleza –cada una cumpliendo su parte, con sus habilidades y talentos particulares-, también yo soy capaz de apoyar a otros y que otros me apoyen. En ese dar y recibir se desenvuelve la vida y yo satisfago mi destino.
Extracto del libro:
LAS CUATRO CARAS DE LA MUJER
Caroline Ward

Los ocho poderes (I)

El poder de Retraerse. Hay momentos en la vida en los que necesito retirar mi energía de una determinada situación. A veces puedo dar mentalmente un paso atrás, ubicarme en el balcón a observar al resto o incluso a mí misma. Y hay veces en que necesito salir e irme por completo del lugar. Pienso cómo será para un astronauta, alguien que ve el planeta Tierra por primera vez desde el espacio, desde el lugar más retirado posible. Su perspectiva seguro será muy diferente.

El poder de Soltar. Siento el pasado como si fueran cadenas que me atan fuertemente a cosas irrelevantes que ya no funcionan ni me ayudan. Si es cierto que la mayoría de mis pensamientos son de algún modo sobre el pasado, y si es cierto que mis pensamientos crean mi futuro, entonces, a menos que detenga esa dinámica mental desgastadora estoy condenada a volver a generar lo pasado. Por eso, voy a hacer algo: dejar que estos pensamientos se eleven hasta perderse, y mientras más se alejen, más liviana me sentiré y más quieta se volverá mi mente.

El poder de Tolerar. Nada en el mundo es perfecto. Hay veces en que las cosas no son para nada como me gustaría, y hay veces en que termino siguiendo la huella de la energía negativa de otra persona. Pero si quiero mantenerme fuerte y feliz no me puedo permitir reaccionar ante todo, o tomarme todo de manera personal. Un árbol le da sombra y descanso incluso a quien lo tala. Así, también yo debo estar por encima de los insultos. Cuando una tempestad ataca el árbol, este no se defiende, no se toma la tempestad como algo personal. Se sacude y balancea... hasta que la tempestad se acaba.

El poder de Aceptar. Cuanto dolor se produce por la porfía de mi ego en no aceptar “lo que es” e insistir en aferrarme a lo que “debe ser”. Sin embargo, enfrentar la realidad tiene un sentido: Aceptar “lo que es”... y luego escuchar qué sigue. Soltar el control. Aprender a confiar, y mientras fluyo sin esfuerzo por entre las curvas de este recorrido, la vida se hace tan fácil como la de un río que avanza hacia el océano.
Extracto del libro:
LAS CUATRO CARAS DE LA MUJER
Caroline Ward

El arte de escuchar y captar

Cuando el intelecto está concentrado con tanta sensibilidad que puede reconocer la realidad detrás de las apariencias, a veces, se dice que es intuición. Ser intuitivo a menudo significa que el tercer ojo es capaz de sintonizar con las vibraciones ocultas y silenciosas de otras personas y situaciones. Las vibraciones son energías que todas las cosas están transmitiendo constantemente, especialmente las cosas vivas y las personas. Una persona puede no decir nada, o puede incluso decir lo contrario de lo que él o ella siente, pero somos capaces de entender esta contradicción o bien a través de las expresiones faciales, o bien por el lenguaje corporal, o bien captando los pensamientos.
El médico usa el estetoscopio para "escuchar" el cuerpo del paciente y para examinar   y entender el pulso y el ritmo del cuerpo con el fin de determinar la salud de la persona; ¡eso es como una tercera oreja!
Si el intelecto desea entender el pulso de otra persona, para realmente colaborar y ayudar de forma adecuada, hay que tener la capacidad de un tercer oído, lo cual significa desarrollar el arte de escuchar y captar realmente las necesidades de la situación y la persona. Cuando el intelecto se usa como un estetoscopio, necesita ser muy introspectivo, muy concentrado y muy abierto. De esta manera, el intelecto se usa como un tercer ojo y un tercer oído; ver y escuchar se convierten en la misma cosa y esta percepción conlleva asistencia creativa y constructiva a muchas enfermedades que ahora asolan el espíritu humano.
Extracto del libro:
Visión del Raja Yoga
PENSAMIENTO ORIENTAL para la mente de occidente
Anthony Strano

Conciencia del ser

La conciencia del alma es un hermoso estado en el que todo tu sentido del ser se desplaza de la identidad física a la espiritual. En la conciencia del alma ya no te sientes hombre o mujer, blanco o negro. Ningún logro mundano conforma tu autoestima. En lugar de ello, la autoestima se moldea por una experiencia profunda y permanente de tu valor intrínseco
como hijo de Dios.
Una falta de conciencia del alma te pone a merced de tu entorno. Te vuelves esclavo de la influencia de las personas y situaciones que te rodean, y solo te sientes bien cuando los sucesos externos ¡o garantizan. Esta clase de dependencia deja al alma débil y confusa. La conciencia del alma, en cambio, te libera de las influencias externas y te permite crear un
bienestar interno que es totalmente independiente.
La conciencia del alma se cultiva a través de la practica deliberada, y solo aquellos que han comprendido la necesidad de este autorrespeto interno y verdadero harán el esfuerzo.
Surgirán dificultades para probar tu resolución de autoelevación - enfermedades físicas, relaciones, recuerdos del pasado, etc. -  Sin embargo, con paciencia e introspección llegarás a ver cómo estas mismas pruebas son el medio para fortalecer tu identidad espiritual.
Extracto del libro:
Palabras y sabiduría de una de las grandes líderes espirituales del mundo
COMPAÑERA DE DIOS
Dadi Janki

La dignidad

Puede ser que no consigas cambiar las cosas, pero siempre puedes mantener una actitud digna ante ellas. La dignidad significa sentarte en el trono del respeto hacia ti mismo y así mantener muchas otras cualidades.

La dignidad es un rey digno que administra su integridad, realeza y buenas maneras. Es una postura que genera respeto en los demás y también les anima a ser dignos. Cuando las cosas empiezan a salirse de vereda, es la dignidad la que las vuelve a poner en su lugar. El respeto por la propia vida: no solo por la tuya, sino también por la de los demás y por la naturaleza.

La dignidad abarca también la realeza y la gentileza. Es el poder de ver lo que está sucediendo pero no interferir en ello, de escuchar y absorber solamente lo necesario. Una persona digna siempre piensa que, por más defectos que tengan los demás, siempre actúan de buena fe.

Aunque los hechos vayan en contra de la buena fe, es la posición digna la que mantiene una visión positiva, que sortea las dificultades.
Extracto del libro:

Ejercicios de paz para enfrentar las crisis

LA PAZ COMIENZA CONTIGO
Ken O’Donnell

Olas y acéanos

Amor es simplemente una palabra que utilizamos para describir la vibración más elevada de la energía del yo. No quiere decir esto que no recibamos y sintamos amor de los demás. Pero es la diferencia que hay entre la ola y el océano. Recibiremos olas de energía amorosa de los demás. Pero después pasan, como debe ser, como ocurre con las olas. La ola no es nada en comparación con un océano, con una fuente ilimitada.
Hay una fuente ilimitada de amor dentro de nuestros corazones. No en el corazón de nuestro cuerpo, en el corazón del alma. Tú eres tu corazón, tú eres el alma. Puede parecer que las palabras son diferentes pero, todas ellas, es decir, alma, corazón, yo, conciencia, apuntan al mismo “yo” que dice “yo soy”.
Esta fuente ilimitada puede compararse con un océano. Las olas vienen y van, pero el océano de este potencial amoroso está siempre a solo un segundo y muy cerca de tu “yo”. Estás en él.
Pero solo puedes ser consciente de ser “él”, solo puedes ser consciente de ser una fuente de amor, cuando se acaba el “querer” olas de amor de los demás.
La clave para utilizar nuestra fuente interior, nuestro océano, es la intención. Solamente la intención exacta que hay tras nuestras palabras y acciones nos permite recurrir a nuestro propio océano interior. Cuando lo hacemos, cuando damos sin condiciones, puede que nos sintamos “oceánicos”, que es el sentimiento de tener un suministro de energía ilimitado para dar. Sentir esta fuente ilimitada como fluye desde nuestro interior nos aporta una felicidad que a veces llamamos dicha.
Extracto del libro: 

EL SISTEMA INMUNITARIO DEL ALMA 

Cómo liberar tu ser de todo tipo de enfermedades
Mike George

Oscuridad y luz

Muchas normas fueron impuestas para intentar regular el comportamiento humano. Pero parece que, a pesar de ellas, la luz o fuerza espiritual de los seres humanos disminuyó.
Así como la oscuridad no es más que la ausencia de luz, la negatividad del alma se manifiesta en los diversos vicios a medida que su luz disminuye.
La luz siempre tiene una fuente, pero la oscuridad no. De igual modo, no hay fuente que irradie negatividad humana, ya que no forma parte de la verdadera naturaleza del ser, tan solo sugiere una falta de luz espiritual. A medida que ese poder se debilita, aparecen los síntomas de negatividad: ira, codicia, arrogancia, apego, lujuria, pereza...
Estos  registros o hábitos negativos son la materia prima de cualquier sufrimiento emocional. Lo que los genera está en la conciencia de que el alma o ser es el cuerpo. Lo que lo sustenta es la ilusión.
Sus frutos son el sentimiento de posesión, los celos, el odio, el miedo, la preocupación, la avaricia, la indolencia, la irritación, la impaciencia, el orgullo, la ambición...
Si miro superficialmente al jardín interno que soy, tal vez no parezca más que un monte lleno de malas hierbas. Aun así, aquí y allá, puedo encontrar flores de diferentes especies, talentos, habilidades y virtudes. Para hacerlas crecer y arrancar por completo las malas hierbas será necesario tener el profundo deseo de limpiar mi estado interno y, así, podré comenzar a transformarlo.
Extracto del libro:
Un viaje por la conciencia humana
LA ÚLTIMA FRONTERA
Ken O’Donnell

Equilibrio

La espiritualidad no se alcanza aprendiendo técnicas, repitiendo cánticos o ejecutando rituales.
Crecer espiritualmente significa aprender a conservar el equilibrio.
El equilibrio nos permite ser sensatos, mantener el contacto con la realidad y aprender a evitar los extremos, que dividen y separan. Al haber equilibrio hay reconciliación, incluso con lo que parece ser opuesto.
Quien tiene conciencia de la espiritualidad comprende que los innumerables hilos que recorren todo   este   universo   son   necesarios,   pues   son   ellos   los   que,   entretejidos,   conforman   el maravilloso tapiz de la existencia. El equilibrio mantiene los diversos hilos en paz y armonía.
La medida de la sabiduría práctica de una persona es su capacidad para conservar el equilibrio.
El equilibrio es armonía y orden, es paz. El equilibrio entre las cualidades y virtudes hace que la vida sea pacífica y feliz.
El equilibrio se logra cuando podemos discernir. El discernimiento nace de la sabiduría y de las experiencias personales, y cuando es apropiado nos brinda el entendimiento correcto en el momento adecuado.
Extracto del libro:

Descubrir la ESPIRITUALIDAD
Brahma Kumaris

Desarrolla el poder que hay en ti: sé Shakti

La   palabra   shakti   deriva   del   sánscrito   y   tiene   tres   significados   diferentes,   aunque interconectados:  poder, energía creadora de Dios y feminidad divina.
El proceso de volverse Shakti es a la vez simple y complejo, y es un proceso. Lo más sencillo es saber que se trata de  mero cambio de identidad. Lo difícil es mantener ese cambio de modo constante durante un período extenso.
Es SIMPLE porque soy alma, espíritu, luz, energía. Soy el poder que genera mi vida. Soy lo sutil, la causa, el objetivo, la creación. Soy amor, paz, verdad, belleza, divinidad.
Soy aquello que busco.
Vivo   dentro   de   este   cuerpo   material   y   perecedero,   pero   con   la   fuente   de   la   conciencia infundiéndole energía al cerebro y al cuerpo desde el palco del tercer ojo.
Es COMPLEJO porque seguimos enmarañadas en las limitaciones; porque nos identificamos con lo físico y aceptamos resignadas un sistema de dominación, de juegos de poder y de luchas entre   géneros,  jerarquías,   culturas,   religiones,   clanes,   grupos...   Sin   embargo,   una   vez   que reconocemos   y   comprendemos   esto,   cada   una   de   nosotras   puede   optar   en   conciencia   y reafirmar esa opción para obtener poder desde otra fuente.
El proceso de ser una Shakti pasa por tres etapas:

- El arte y la disciplina para recordar que yo soy aquello que busco. Yo soy un alma...
todo lo que es sutil... belleza, amor y poder.
- La activa y plena relación participativa con lo divino, con Dios, la fuente que abastece
del poder.
- Ser receptiva a una guía orientadora, confiando en que soy instrumento para una
transformación que me permitirá hacer algo por el mundo.

Tengo el poder de ser quien soy, la que transforma.
Extracto del libro:
LAS CUATRO CARAS DE LA MUJER
Caroline Ward

Paz - estado natural del ser



Sería difícil encontrar a alguien que rechazara la oportunidad de vivir en paz y armonía. Las mejoras y cambios que llevo a cabo en mi vida parecen estar motivados solo por una búsqueda de equilibrio y plenitud. Me ocupo de obtener posesiones, de establecer relaciones y de desarrollar actividades profesionales y sociales, pero en el fondo de todo, lo que de verdad quiero es mi porción de derecho a la paz y a la felicidad. Incluso el comportamiento más extraño y condenable puede tener su raíz en esa búsqueda.
Muchos de mis actos, tanto los buenos como los malos, ocultan la necesidad imperiosa de “paz mental”.
Cuando algo me incomoda, la reacción inmediata es llevar a cabo los ajustes necesarios para acercarme a un estado de calma. La vida sigue, marcada por situaciones a veces demasiado duras y otras excesivamente amenas. Lo curioso es que las tensiones internas aparecen tan sólo porque una parte de mí quiere paz y otra no me permite obtenerla.
En lugar de desarrollar esa tendencia innata o atracción hacia mi estado interno natural, parece que agoto mis provisiones de paz y poder combatiendo. No tengo confianza para apoyarme en recursos internos, así que acabo buscando apoyos externos, los cuales, inevitablemente, roban cualquier paz o estabilidad que pudiera haber con anterioridad.
Existe un potencial para el bien en nuestro interior que debe descubrirse y salir fuera.
Extracto del libro:
Un viaje por la conciencia humana
LA ÚLTIMA FRONTERA
Ken O’Donnell

viernes, 5 de junio de 2020

Los siete pasos para adentrarse en el silencio


Primer paso: Escuchar
Significa ajustar el yo de manera que entienda qué es lo que realmente se me está diciendo. Esto requiere que cree una quietud en mi interior, alejando lo máximo posible los condicionamientos de mi personalidad, de mí mismo y de mi forma de pensar, de modo que no interprete el nuevo conocimiento según viejos patrones.
Escuchar es crear ese espacio respetuoso entre los demás y yo, espacio que facilita una comprensión real, la creación de un vínculo de empatía: una calma atenta y una obertura que enfoca la mente para que la realidad pueda ser captada.
Escuchar es el primer paso para comunicar y armonizar con todo el mundo. Escucharme a mí mismo, a Dios, a los demás y a la naturaleza permite que el yo armonice y disfrute de un sentimiento de equilibrio.
Segundo paso: Reflexión
La reflexión es un ejercicio de la mente y el intelecto que profundiza en la comprensión de una idea con la intención de llevarla a la práctica en la vida diaria.
Toda acción de calidad, toda nueva percepción o visión, requiere un espacio para la reflexión en silencio como paso preliminar. La reflexión es el trampolín para zambullirse en la piscina de la acción de calidad.
Reflexionar sobre quién soy y dónde voy, tomando el tiempo necesario para entender, nos lleva a la esencia de todo.
Tercer paso: Concentración
Llevar nuestros pensamientos hacia la esencia se llama concentración. Tal concentración es natural y no forzada porque venimos del proceso de reflexión.
Cuando la mente llega a ese punto de concentración en el que la energía mental se conserva, entonces recibimos poder. Se abre una fuente interna de energía, la cual fluye a través de nosotros y nos hace subir a otro nivel de conciencia.
La concentración natural es cuando la mente puede sostener un pensamiento durante largo tiempo, cuando los pensamientos están bajo nuestro control. Esta concentración puesta en un solo pensamiento, poco a poco, acumula fuerza en la mente y en el yo. Una mente fuerte es una mente pacífica, estable, contenta.
Cuarto paso: Conexión
Dominado el arte de la concentración, podemos experimentar la conexión. Con nuestro poder del pensamiento conectamos con nuestros sentimientos originales y estamos en paz. Nos conectamos a nuestro enchufe y sentimos pasar la corriente, y entonces experimentamos el quinto paso de silencio.
Quinto paso: Absorción
El yo es absorbido en la paz espiritual.
El alma humana se conecta a la ilimitada reserva de energía pura del Universo, a menudo llamada Dios. Este Ser es nuestra Reserva durante toda la eternidad, y existe más allá del tiempo y la materia. Dios existe más allá de la contaminación y la putrefacción que afecta a todas las almas humanas. Cuando necesitamos limpiar nuestro sistema, recargarnos de energía o de fuerza, tenemos que acceder a esta Reserva, y solo podemos hacerlo a través de nuestros pensamientos.
Si el pensamiento es lo bastante concentrado, la mente es capaz de trascender lo ordinario, absorber las cualidades de este Ser y aprender el significado de la excelencia interna y de la liberación.
Sexto paso: Llenarse
Cuando el yo absorbe la energía de paz, o toda la energía positiva que necesita, se llena a sí mismo completamente con esta cualidad. Si la concentración sigue intacta, la absorción y recarga ocurre de forma bastante natural y automática.
Séptimo paso: Donación
Donar es el paso final del silencio. Tenemos el yo lleno con una cualidad particular que empieza a fluir fuera de nosotros. Permitimos a esa cualidad que toque la atmósfera de nuestro alrededor y conscientemente done esa vibración al mundo, permitiendo sentirlo y absorberlo a aquellos que lo necesiten.
Este es el último paso de la verdadera meditación, en el que permaneces como un faro, quieto y estable en una posición que emite luz a su alrededor.
Uno de los aspectos más importantes en este paso del silencio es el vínculo que establecemos con la Energía Suprema. Absorbemos de esta Fuente, llenamos nuestro yo y damos todo lo que la Fuente nos ha dado. A esto se le llama conciencia angelical.
Se dice que un ángel es una alma humana que se ha enamorado tan profundamente de esa Fuente de luz que ésta lo ha transformado completamente. Está totalmente lleno de luz y paz y su función es solo servir, compartir paz y amor divinos.
Extracto del libro:
PENSAMIENTO ORIENTAL
para la mente de occidente
Anthony Strano

La paz interior


Hay algo que puedes hacer para ayudar a crear paz en el mundo: ser pacífico. El primer paso es zambullirte en el alma para descubrir qué es lo que te intranquiliza. Al enfocar tu mente hacia el interior, descubrirás, por debajo de las muchas emociones de la vida cotidiana, que sale a la superficie un remanso profundo e imperturbable de bienestar espiritual. Necesitas explorar esa parte del ser; no basta con que la comprendas, sino que debes experimentarla una y otra vez. Es una experiencia muy satisfactoria que refresca el alma y la llena de paz. Desde esta posición privilegiada resulta fácil reconocer los pensamientos u sentimientos autodestructivos. El poder de la realización personal transformará como por ensalmo esos hábitos mentales destructivos. Dejarás de culpar a los demás por tu intranquilidad, y progresarás en tu tarea de cultivar tu verdad.

La paz está compuesta de muchas cosas: amor, paciencia, sabiduría. No debes contentarte con un poquito de ella, sino llénate completamente. A medida que te esfuerces por llevar paz a tus relaciones con los demás, tu misma naturaleza se hará pacífica. Esto será beneficioso no sólo para ti mismo, sino también para todos los que te rodean. Y de este modo ayudas a transformar el mundo. No basta con que seas pacífico: debes irradiar paz y crear una atmósfera apacible mediante tus pensamientos y palabras en las relaciones con los demás.

El nuestro es un mundo sin paz. Sólo cuando realmente hagas tuya tu religión de paz, puedes confiar en traer paz al mundo.

Extracto del libro:
COMPAÑERA DE DIOS
Dadi Janki

La personalidad de un ángel


La personalidad de un ángel es como una flor. Es lo que es, y eso es adorable. No hay nada que se le desee adicionar, y al aproximarte eres refrescado y alentado.

La personalidad de un ángel es una dádiva. Está siempre presente, aunque tenga poco que ver con la escena que le rodea. Es más como un contraste en el cual tus ojos pueden descansar. Y es también, a veces, un lugar de reconciliación, pues cuando está presente, los sentimientos conflictivos se encentran y se armonizan.

La personalidad de un ángel es una visión que todos amarán, pues es natural como la suavidad de las colinas. No posee inhibición ni se impone. Es como un niño, pues en sus acciones no existe ningún motivo oculto. La mente ya está absorta en otro lugar y, así, aquello que es hecho y es visible, sencillamente es lo que existe.

Actuar en la compañía de un ángel es actuar con alguien para el cual todo es nuevo y fácil. Existe   realización   sin   lucha   alguna   y   aun   las   menores   cosas   son   placenteras,   como frecuentemente sucede con aquello que se hace por primera vez.

La personalidad de un ángel es muy profunda. Aunque no esté involucrado con nadie y se dirija solamente a Dios, él conoce profundamente el espectáculo del mundo: las formas y colores de los movimientos de las personas. Pasa sigilosamente entre ellos, consciente de las trampas. No es un guerrero, pues en un guerrero todavía hay algo de estupidez que lo hace arriesgarse.

La   personalidad   de   un   ángel   es   multifacética.   Es   expresiva   en   muchos   lugares simultáneamente, en niveles deferentes, de formas diferentes, pero cada una de las fases se complementa con precisión en la otra. Donde la personalidad humana es dividida en mil prioridades, un ángel se mueve de una hacia otra, bailando entre ellas, el secreto de esto es que un ángel conquistó el tiempo. Para él, un minuto puede contener mil años, pues él mide las cosas por amor. Y el peso que los pequeños hechos traen consigo lo tornan ligero.


Extracto del libro:
ÁNGELES
Anthea Church