sábado, 6 de octubre de 2018

La motivación







La meditación, en forma de reflexión y examen, me ayuda a crear y mantener mi motivación. Para la novedad y la claridad de percepción, de los ideales y de los objetivos, tenemos que dejar de estar tan aferrados a los viejos hábitos, a las viejas maneras de pensar y de ver y, por lo tanto, crear un espacio para algo nuevo e inspirador.

La motivación es una energía positiva interna, una combinación de entusiasmo y percepción clara que nos permite cumplir un cometido.

La motivación nos mantiene decididos y en marcha; de otro modo, es fácil distraerse por los problemas, novedades y ociosidad. ¿Qué hace la motivación? Nos mueve de una realidad a otra, de donde estoy a donde quisiera estar. La motivación se mantiene cuando el sentido de finalidad, de la identidad y la contribución se cumple.

Cuando queremos reactivar nuestra motivación, tenemos que examinar lo siguiente:

¿Qué quiero?
¿Qué deseo?
¿Qué valoro?
¿Qué necesito?
¿Con qué disfruto?
¿Qué entiendo?, y sobre todo,
¿Qué amo?

Cuando nos sentamos a reflexionar en las respuestas a estas preguntas, se convierten en la base para activar nuevos entendimientos y tareas, a los que he olvidado prestar la atención adecuada y no he desarrollado adecuadamente. A lo largo de la vida es necesario, de vez en cuando, dar un paso atrás, volverse silencioso y redefinir, reevaluar y experimentar, una y otra vez, aquello que sabemos, o que creemos saber. Es un ejercicio sencillo, que, si se realiza con sinceridad, estimula la novedad en nuestros pensamientos y en nuestra pauta motivacional.

Por lo tanto, para cambiar o ampliar mi pauta, tengo que 

redefinir 
reexaminar 
reorientar 
reaprender

Entonces se genera frescura, creatividad y calidad.

La motivación lograda depende de tener un objetivo claro. ¿Hasta qué punto creo en mi objetivo? La fe en mi objetivo determina la calidad del esfuerzo y la disposición a aceptar retos. Habrá una renovación lograda de la motivación cuando me dé cuenta de que siempre tengo la oportunidad de ejercer mi capacidad de elegir.

Propósito



Todo tiene un significado y un propósito. Se dice que cuando una mariposa bate sus alas en África, una enorme tormenta se crea cerca de Alaska. Para los ojos ingenuos, los hechos fortuitos pueden parecer carentes de sentido, pero, ¿lo son?

Creemos que cada cual tiene un propósito, aunque puede que requiera años el satisfacerlo. Algunas personas se pasan toda su vida buscando su propósito, mientras que otras viven ignorando su voz interna. Después están las que viven en completa sintonía con la sabiduría de su alma.

De hecho, no se trata tanto de encontrar el propósito como de disminuir la velocidad suficientemente como para reconocerlo y escuchar qué nos dice. Cuando tenemos claridad acerca de nuestras intenciones, límites y compromisos en la acción, entonces se enciende el entusiasmo y el propósito empieza a cobrar vida. De lo contrario, cada acción cotidiana en nuestras vidas parece carente de profundidad y significado. La meditación nos recuerda cómo escuchar, nos permite ir hacia el interior y sentir nuestros pensamientos antes de que le demos a nuestro propósito el aliento vital. A medida que meditamos, esta fértil pausa da nacimiento al significado.

Es importante mantener en mente que sólo debido a que algo parezca carente de sentido no quiere decir que no tenga valor o significado. Es muy fácil enjuiciar, criticar, acusar, condenar, mofarse y restar importancia a aquello que no podemos comprender, pero deberíamos entender profundamente que cuando hacemos esto, es un reflejo de nuestra inmadurez espiritual. Cuando nos detenemos a observar nuestros pensamientos empezamos el viaje de auto-descubrimiento – un viaje que llena cada respiro con significado y propósito.

Estar lleno de propósito y significado significa tener un foco claro, opuesto a sentarse detrás y dejar que las cosas sucedan. Sin embargo cuando reducimos la velocidad y empezamos a escuchar nuestra voz interior, nos alineamos con nuestro propósito y nos volvem
os activos a fin de satisfacerlo y cumplirlo. Añadimos poder y motivación a todo lo que hacemos. Todo, incluso la mínima acción de beber un vaso de agua se llena de una plena conciencia y significado. Así es como realmente empezamos a saciar la sed del alma.