lunes, 26 de noviembre de 2018

Ser no violento



¿Somos violentos? Muchas personas que piensan que siguen un camino espiritual considerarían que no lo son, y sin embargo, cualquier clase de pensamiento negativo es, de hecho, una forma de violencia.

La ira, por ejemplo, a menudo empieza con pensamientos tales como “no me gusta esto”.

Si no somos capaces de sentir amor hacia nosotros mismos, nuestra familia o amigos, significa que hay algún tipo de violencia en nuestro interior.

Tener la actitud interna de juzgarnos y criticarnos, en lugar de hacer esfuerzos para nuestro progreso espiritual con amor, paciencia y fe, también es una forma de violencia. Al igual que lo es rechazar a los demás.

Menospreciar a alguien, hacer que alguien caiga, ser indiferente hacia los demás, son también formas de violencia.

La verdad, por otro lado, siempre es no-violenta.

La verdad nos dice que puede ser que las personas tengan defectos, pero nosotros somos los amos de nuestros ojos y así depende de nosotros elegir cómo miramos lo que sea que venga enfrente.

La verdad es que cada vez que nuestra atención se dirige a las debilidades o defectos, nuestros o de los demás, reprimimos nuestro almacén de tesoros de grandeza. Esto también es violencia.

Hemos aprendido a tener miedo de reprimir nuestra negatividad, pero reprimir nuestra grandeza conlleva una pérdida incluso mayor.

La verdad nos dice que permanezcamos sabios y compasivos, incluso cuando confrontamos la ira. Nos dice: “Mantén tu dignidad ya que eso permitirá que los demás recuperen la suya”.

Crear un ambiente espiritual



Mediante el fortalecimiento espiritual y el trabajo interno, alcanzamos la comprensión de que tenemos la facultad de influir en el entorno.


Si tu intelecto es débil, estás a merced del ambiente, cualquiera que éste sea. De tu subconsciente pueden surgir entonces ciertas emociones y pensamientos que no sean necesariamente de tu elección. De ese modo puedes caer bajo la influencia no sólo de la negatividad del ambiente, sino también de tu propia debilidad interna. De lo contrario, si fortaleces el intelecto y lo llenas con los poderes espirituales de discernir, de decidir y de la introversión, te darás cuenta de que puedes ejercer una influencia positiva y beneficiosa allí donde estás, además de protegerte de las influencias externas.

He aquí lo que debes hacer para apartarte de un ambiente negativo y crear otro positivo y de poder espiritual:
- Prestar profunda atención a tu verdadera naturaleza. Buscar momentos a lo largo del día en los que hacer una parada en la actividad y reconectar con la esencia del ser, la estrella de luz espiritual en el interior, la estrella de paz y poder que eres.
- Usar el intelecto para aclarar la mente e indagar en ti mismo.
- Profundizar en tu ser y escoger las emociones más puras y elevadas de amor, poder espiritual, alegría o cualquier otra que sea necesaria en esa situación en particular, y conservarla en la mente.

En vez de esperar que las situaciones te brinden siempre un beneficio personal, puedes cambiar tu actitud y mostrarte dispuesto a brindar un beneficio en todas las situaciones. Esta actitud crea un poderoso ambiente espiritual. Cuando hay expectativas siempre existe la posibilidad de la decepción. La actitud de brindar un beneficio significa terminar con la frustración.

La naturaleza innata del alma es la paz. A través de la meditación desarrollas la capacidad de mantener la experiencia de paz durante mucho tiempo, incluso cuando hablas o ejecutas una acción. Esto tiene un efecto natural en el ambiente inmediato, estés donde estés, ya sea una habitación, un ascensor, un autobús o la calle. Finalmente puedes influir de manera positiva en todo tu entorno.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Beneficios del pensamiento positivo



¿Por qué deberíamos practicar el pensamiento positivo? Nuestros pensamientos crean nuestro estado global de conciencia. Esto significa que afectan directamente a cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos y qué es lo que sentimos en nuestro interior. El auto-respeto es el estado de ser más genuino para cualquier persona. En nuestro estado de auto-respeto somos fuertes, tenemos claridad y discernimiento.

En el auto-respeto somos libres. Como consecuencia nos liberamos de la ansiedad acerca del pasado y del futuro. Generamos hábitos de acción positiva ya que los pensamientos siempre preceden las acciones. El estado de mente positivo y optimista disipa los miedos, preocupaciones, ansiedad y depresión. La mente irradia energía hacia el entorno y así generamos una atmósfera positiva que prepara el camino hacia el silencio interior para uno mismo y para los demás. Generar corrientes de pensamiento positivo también promueve la estabilidad mental, y esto a su vez nos capacita a afrontar con éxito los desafíos de la vida. De esta forma estamos haciendo lo que es necesario para cuidar de nuestra mente. Si somos un buen amigo de nuestra mente, entonces nuestra mente también será un muy buen amigo y nos ayudará en cada aspecto de nuestra vida.

Los pensamientos son provocados por los recuerdos, las impresiones sensoriales y las inquietudes y por ello determinan nuestro estado de ánimo. Lo que pensamos, la manera en que lo pensamos y el nivel de nuestra habilidad para mantener concentración en el tema de pensamiento que hemos seleccionado determinan nuestras experiencias internas.

Nuestros sentidos perciben y registran los fenómenos y eventos externos. Las impresiones son inmediatamente transferidas a la mente. Cómo nos sentimos acerca de ello y cómo interpretamos los eventos determina si los vemos como positivos o negativos. Por sí mismos, los acontecimientos y eventos son neutrales. Les asignamos una connotación positiva o negativa dependiendo de cómo los juzgamos. Si creemos que son positivos, entonces los experimentamos de forma positiva y generaremos sentimientos positivos acerca de ellos. Si pensamos que las situaciones o eventos percibidos son negativos, generaremos pensamientos y sentimientos negativos en respuesta.

Desde una perspectiva de desarrollo personal y espiritual, un enfoque válido de las situaciones, acontecimientos y eventos externos es el de percibirlos como factores integrados en nuestro proceso de aprendizaje. Podemos formularnos la cuestión: ¿Qué beneficio o aprendizaje puedo extraer de esta situación? Y podremos verificar que en cada momento la vida nos ofrece el escenario preciso para nuestro crecimiento y desarrollo. Éste es uno de los beneficios fundamentales de la práctica del pensamiento positivo: aprender a discernir y comprender el beneficio y el aprendizaje, a veces oculto a simple vista, en cada situación de la vida.

Desapego



Desapego es una palabra a menudo poco comprendida. Desapego no significa cortar con nada. No significa alejarse. Significa aprender a separar dos cosas distintas, el mundo exterior y el mundo interior, y ser capaces de diferenciar estos dos mundos.

En el exterior están nuestros trabajos, estudios, economía, relaciones, etc. En el interior están las cosas sutiles que no se pueden medir fácilmente, cosas que no son físicas: nuestros sentimientos, emociones, conciencia y personalidad. Todas estas cosas se generan en nuestro mundo interno, dentro de nuestra propia identidad espiritual. Estos son los ingredientes con los que yo, el observador desapegado, puedo experimentar creativamente en el arte de pensar y puedo usar en el arte de vivir.

Necesitamos fortaleza para permanecer libres de la influencia de los demás. El desapego es esta fortaleza. Si no logramos permanecer desapegados de las influencias no seremos capaces de mantener nuestros pensamientos bajo control. Eso repercutirá en una pérdida de bienestar interno.

El primer paso en el desapego es comprender quién somos como entidad espiritual. Esto nos permite “desapegarnos” de nuestra identidad física y de su mundo de pensamientos y sentimientos limitados, y “apegarnos” en cambio a nuestra personalidad espiritual, el ser interior de paz y poder.

La vida diaria está llena de desafíos a este desapego. Por un lado estará nuestra conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego, como se ha mencionado, no significa separarse de éstos, sino permanecer consciente de nosotros mismos como seres espirituales y desempeñar nuestro papel en el mundo. El desapego es, pues, mantenerse centrado en la propia espiritualidad.