lunes, 22 de marzo de 2021

Relaciones armoniosas


 De alguna manera, cada uno de nosotros tiene un concepto personal de lo que es correcto y lo que no; qué comportamientos y actitudes son aceptables y cuáles no se pueden tolerar. Estas creencias se han desarrollado a lo largo de mucho tiempo en nuestras vidas, alimentadas por la educación, la familia, la sociedad, las opiniones de los demás, etc.

Cuando el comportamiento ajeno no encaja con nuestro modelo de lo que es correcto, empiezan las fricciones en nuestra caja personal de normas. Y, por supuesto, la calma se desvanece, ya que reaccionamos internamente, llegando a sentir rechazo.
La reacción todavía es más fuerte cuando el comportamiento de los demás afecta directamente a la imagen que tenemos de nosotros mismos. Entonces adoptamos actitudes defensivas o de contraataque, ya que estamos profundamente apegados a cierta imagen de nosotros mismos, que es la base de nuestra autoestima y autovaloración.

Tener creencias, en principio, no debería ser un problema, todos desarrollamos creencias acerca de la vida de una manera natural y, en la mayoría de los casos, inconsciente. La complicación se produce cuando nos apegamos a nuestras creencias, ya que entonces nuestros planteamientos se vuelven rígidos e inflexibles y, por ello, nos cuesta mucho aceptar la diversidad de personalidades, actitudes y comportamientos.

Y, por supuesto, en un estado mental reactivo y lleno de resistencias hacia los demás, ¿cómo podemos siquiera soñar en preservar la calma y el bienestar interior? Para asumir de verdad la calma interior en nuestras vidas, necesitamos fortalecer una actitud de aceptación incondicional de los demás, una actitud abierta que les permita sentirse a gusto con nosotros.
Sin embargo, ¿qué secreto hay detrás de la aceptación de los demás y de sus singularidades? Primero necesito aceptarme a mí mismo desde el corazón y en profundidad, tal y como soy, con mis puntos fuertes y mis debilidades, con mis virtudes y mis defectos, con mis aspectos brillantes y mis limitaciones. Aceptarnos a nosotros mismos y convivir en armonía con quiénes somos y lo que somos.

Este es un paso fundamental que se vuelve más fácil cuando nos abrimos a la experiencia de nuestra verdadera esencia, algo que solo podemos experimentar cuando sabemos detenernos, salir del ruido de los pensamientos superficiales y entrar en conexión con nuestras cualidades internas. Entonces la calma puede florecer de forma natural en medio de las relaciones.

Extracto del libro:
Arquitectura de la calma.
Una guía práctica para encontrar la serenidad y el equilibrio interior
Ed. LUCIÉRNAGA
Vicenç Ajujas y Guillermo Simó

Dos realidades paralelas


En esencia, hay dos realidades en la vida. La primera, el mundo físico que nos rodea, siempre cambiante, y en el que se incluye la forma física que ocupamos. La segunda, el mundo de nuestro interior, de nuestra conciencia, el yo.

En la realidad del yo, aunque los pensamientos y sentimientos cambian, hay un espacio interior que no cambia nunca, el núcleo silencioso e inmóvil del ser, el «yo» que dice «yo soy». Eso significa que todo en la vida gira en torno al centro inmutable, inamovible y siempre inmóvil que es el yo, ¡tú!

Entre estas dos realidades, la de «ser» (centrado) y la de «hacer» (acción fuera del centro, en el mundo), encontramos la mente, que está en tu conciencia, en «el yo». La mente es como una ventana y como una pantalla.

A través de la ventana de la mente atraes hacia ti el mundo exterior, por así decirlo, y proyectas hacia el gran y amplio mundo «de ahí fuera» las imágenes, ideas, conceptos, etc., que creas en ella, como en una pantalla.

Todos solemos cometer un error básico: «Confundimos» la realidad del mundo físico, que incorporamos a nuestra conciencia a través de la mente, por la realidad del yo. Aprendemos a creer que la única realidad está «afuera», en las acciones e interacciones de todos los dramas que ocurren a nuestro alrededor.

Por consiguiente, dejamos que el mundo «de ahí fuera» modele, defina y controle nuestro estado del ser «aquí dentro». De ahí el sentimiento frecuente de estar a merced de los acontecimientos cambiantes. Permitimos que la realidad física domine el yo.

La creencia más profunda que nos bloquea y nos hace creer erróneamente que «lo externo» es la realidad primordial es «Yo no soy otra cosa que una forma física». Cuando crees, ves y piensas en el yo como una forma física, todo lo que tiendes a percibir, «valorar» y querer son las cosas materiales/físicas que continuamente ves a tu alrededor.

A medida que vas reconociendo más lo que ocurre en tu mente, diferencias claramente entre las dos realidades. Empiezas a ver las «conexiones» entre lo interior y lo exterior, entre la conciencia y la forma, entre las decisiones que tomas con conciencia hoy y tu destino en el mundo mañana, entre tú y tu cuerpo.

Pero en el momento en que despiertas a la realidad principal del ser, te haces consciente del yo como la «conciencia» en sí misma, saboreas el estado calmado y tranquilo en tu interior y modificas tu percepción de la realidad, y empiezas a sanar las enfermedades del alma/espíritu/yo.

Extracto del libro:
El sistema inmunitario del alma.
Cómo liberar tu ser de todo tipo de enfermedades
Ed. GAVISUS

Mike George 

Identifica al enemigo invisible


Un enemigo se puede describir como aquel que evita o bloquea tu experiencia de paz sólida y felicidad verdadera. Un meditador (aspirante) serio, descubre muy pronto que el verdadero enemigo no está afuera, sino adentro. El ego y su resistencia a volver a la auto-imagen de conciencia de alma, son los verdaderos enemigos.

Ego es un estado de identidad basado en algo físico y temporal (una auto-imagen basada en la forma corporal, en la posición, en el estatus económico y social, etc.) Generalmente en la conciencia mundana, la mente lleva consigo muchas formas diferentes de ego, cada una con sus propias necesidades, deseos y expectativas. El ego da lugar a tendencias e inclinaciones inferiores (rabia, lujuria, codicia, apego, envidia, pereza, miedo, etc.), lo que nos priva de las más elevadas experiencias que tenemos en conciencia de alma.

Cuando comienzas a meditar y explorar nuevas ideas acerca de la auto-transformación y elevación de la conciencia y la personalidad, estás retando a los diferentes egos y tendencias inferiores que tienes internamente. Y se resistirán. Esta resistencia es llamada Maya y puede adoptar la forma de posponer, discutir, justificar las debilidades, crear excusas, dudar, etc.

Pero Maya puede también disfrazarse, simulando amor, belleza, inteligencia y elevación. Las fuerzas de Maya tienen su propia inteligencia (astucia) y poder. Maya promete paz y felicidad, pero tarde o temprano lleva a dependencias, ansiedad, estrés, enfermedad, dolor y sufrimiento. La meta de Maya es evitar que hagas lo que es beneficioso para el “verdadero yo”.

Estas fuerzas sutiles tienen un resultado final: Reforzar la identidad corporal. Se requiere sabiduría, valentía y determinación para afrontar estas fuerzas de las inclinaciones inferiores. Necesitamos tolerar su resistencia y oposición, pero insistir en no rendirse. Si permanecemos con nuestras intenciones iniciales y no negociamos nuestra meta y principios, la resistencia muy pronto se debilitará y morirá. Y nuestras tendencias refinadas se fortalecerán.

Extracto del libro:
Vivenciar la Meditación.
Para alcanzar profunda sabiduría, alegría y paz.
Ed. Brahma Kumaris

Rona Schweitz 

Mente sana


En una situación de angustia emocional, frecuentemente tienes dos opciones: Afrontar el problema o no. Si procesas el problema significa que lo estás afrontando. Si lo reprimes, no lo haces. Hay una gran diferencia entre ambas actitudes.

Procesar es para la mente lo que la digestión es para el estómago. Si tu sistema digestivo no puede procesar ciertos alimentos, tienes que dejar de comerlos o de lo contrario enfermarás. De forma similar, si te encuentras en una situación con la que no puedes tratar, no te limites a guardártelo todo. Haz algo de inmediato. Mantener las cosas dentro no te permitirá tener una mente sana. No podrás digerir lo que guardas, y para los demás será obvio que tienes un problema.

Nuestra habilidad para manejar las situaciones se ve obstaculizada por pensar demasiado acerca de los demás, lo cual causa problemas en el sistema digestivo mental. El mejor “antiácido” mental es el estudio espiritual en profundidad. Esto, más una práctica regular de la conciencia del ser, penetra profundamente en la mente y quita las penas emocionales de raíz. Solo entonces será posible purificar y refinar las emociones y, finalmente, transformarlas.

Extracto del libro:
Compañera de Dios.
Ed. Brahma Kumaris

Dadi Janki 

Una comunión silenciosa


Mucho más allá de este mundo del tiempo, de la materia y de la acción, existe un universo de completo silencio y serenidad. Allí no hay sonido ni movimiento ni manecillas de reloj que dirijan la existencia.

No se le puede denominar “lugar” en la acepción normal del término, con la que pensamos en un espacio físico, y sin embargo es de esta dimensión de donde proviene el alma. Es nuestro hogar espiritual. Es el mundo de la eternidad, del silencio y de lo permanente, la dimensión silenciosa de luz.

En este mundo, que está más allá del tiempo y del espacio, reside permanentemente un punto de energía constante, un Ser puro, eternamente sin cuerpo, recordado por muchos como Dios. Este punto de energía pura, benevolente, omnisciente es el Padre espiritual de todas las almas. Este es el Uno al que se refieren casi todas las tradiciones espirituales y religiosas, a quien se recuerda como una luz radiante, una fuente de amor puro, incondicional.

Para redescubrir y recuperar el sentimiento de la consciencia de nuestra relación con Dios, en principio no es esencial la fe en Dios. Se necesita la apertura a la idea de que tal vez exista una fuente de energía espiritual mayor que nosotros. Tan solo si nuestras mentes están abiertas, podemos estar preparados para una comunicación directa y personal.

Una relación humana verdadera y saludable se construye, se sustenta y madura en el intercambio de una comunicación abierta, honesta e íntima. Nuestra relación con Dios no es diferente, solo que se da en silencio. Las vibraciones de nuestros pensamientos y sentimientos llegan y tocan la luz que es la Fuente y son luego reflejadas con amor y energía.

En última instancia, el encuentro es una comunión silenciosa, desprovista del ruido del pensamiento, y surge la consciencia de la presencia del Amado en nuestra vida. El sentimiento de relación se vuelve tan real como con un padre concreto o con un amigo. Está allí en un segundo, disponible en todo momento, no para tratar con lo mundano o para ayudar en una emergencia, sino para responderle a nuestro corazón abierto y honesto, y para que, a través nuestro, otras personas puedan ser tocadas con Su luz y amor y abran los ojos.

Extracto del libro:
A la luz de la meditación.
Una guía para meditar y alcanzar el desarrollo espiritual
Ed. KIER

Mike George 

viernes, 19 de marzo de 2021

El alimento esencial del espíritu


El alimento esencial del espíritu es el amor. Una experiencia real de la energía divina y el amor de Dios volverá a encender la luz de mi ser interior y empezará a curar las heridas y traumas.

A menudo, he buscado ese tipo de amor en los seres humanos y a veces he sentido abandono. Ahora puedo experimentar que, al llenarme del amor espiritual de Dios, de manera natural siento más cariño hacia los demás y menos exigencia respecto a que me ofrezcan amor, apoyo y reconocimiento. Cuando mi apoyo tiene un origen espiritual, me hago independiente y me siento que me autoalimento. Aprendo cómo sustentarme mental, emocional y espiritualmente.

Para captar las elevadas y divinas vibraciones de Dios, tengo que ajustar mi conciencia y pensamiento de la manera adecuada. Debo apartar de mi mente las preguntas de por qué, cómo, cuándo y dónde, así como los pensamientos de duda, incapacidad o miedo y confusión. Eso me permitirá empezar a sentirme tal y como soy, es decir, como un ser interior y espiritual de luz que, en su estado más puro y original, es positivo y está lleno de gozo, paz, amor y aceptación; me liberaré de cuestiones triviales y mundanas, permitiendo que emerja mi propia verdad interior.

Extracto del libro:
Avanzar.
Senderos hacia el crecimiento personal
Ed. Brahma Kumaris

Margaret Pinkerton 

Adiós al desánimo


El respeto por uno mismo o la profunda aceptación del yo es una forma de humildad que expresa una automática consideración por el otro. Cuando hay respeto por uno mismo y humildad, no hay espacio para el desánimo o la negatividad.

He considerado que el alejamiento espiritual significa poseer un fuerte sentido del yo, que no se deja influir por los factores negativos de los demás; es una manera de amar a los otros como seres eternos y de comprender que ellos también han sido engañados por la conciencia corporal.

Considerar que todo reside dentro de un plan divino, es el aspecto final del desapego espiritual. Pensemos por un momento que el mundo es un enorme escenario, donde cada alma posee una parte exclusiva y precisa para representar. Un actor ejecuta la suya sin preocuparse por los papeles de los demás. Concentrado en su rol, simplemente observa e interactúa con los papeles de los otros, sin intentar representar el de ellos. Usted puede convertirse en un observador del drama de la vida, de esta manera.

Vivimos en una era compleja pero estoy convencido de que es un drama benevolente, aun cuando las escenas contengan dolor o sufrimiento. Con una actitud espiritual, imagine que está sentado en un cine, donde se entretiene con cada escena. A través de la conciencia del alma se ve todo de manera diferente y se comprende que la inmortalidad no deja lugar para la preocupación, el temor   o la zozobra. El sentido de un propósito más elevado evita el surgimiento de pensamientos y sentimientos negativos o inútiles.

Otro aspecto para eliminar el desánimo y la negatividad y dejar de ser una víctima es asumir responsabilidades; por nuestras acciones, nuestros sentimientos y nuestras respuestas. Cuando logramos adquirir responsabilidad y dejamos de echar culpas, estamos comprometiendo nuestros esfuerzos para alcanzar nuestra auto-trasformación.

Extracto del libro:
Misión de amor.
Viaje espiritual de un médico.
Ed. Kier

Roger Cole 

En mi corazón



La virtud es un tema muy profundo y a la vez muy sencillo. Es su estado original, toda alma humana está colmada por la belleza y la fragancia de cualidades divinas. Esas cualidades se manifiestan entonces en la vida personal y en las relaciones con los demás porque el alma se expresa en cada acción.

Pero, últimamente hemos olvidado nuestra identidad espiritual, y de ese modo hemos perdido contacto con nuestras cualidades interiores. No obstante, si cada día dedicamos un rato de silencio a ponernos en contacto con el Ser Supremo y a nutrir nuestra mente con pensamientos espirituales, reviviremos dichas cualidades.

Porque, sólo cuando acallamos la cháchara de nuestra mente podemos oír realmente lo que hay en nuestro corazón y descubrir la límpida y calma pureza que anida en nuestra alma. El amor espiritual nos conduce al silencio de nuestro estado original del ser.

Este silencio tiene el poder de generar armonía en todas las relaciones, y la delicadeza necesaria para conservarla. Y es, precisamente, en el momento en que reina el silencio en mi interior, cuando Dios se presenta en mi corazón y mi mente colmándome de paz, amor y poder.

Extracto del libro:
El libro de las virtudes
Ed. Brahma Kumaris
Dadi Janki

Dentro de mí



La necesidad de estar libre de cualquier problema es completamente natural y constituye uno de los derechos humanos más básicos. Existe una necesidad fundamental de romper con la tristeza.

Con frecuencia, lo único que consigo es agotarme en una lucha contra causas externas imaginarias, sin reconocer que la verdadera simiente del sufrimiento está dentro de mí. En vez de usar las herramientas de la razón y la madurez, dejo que afloren mis sentimientos limitados y los empleo como un martillo para acabar con la confusión. Pero, por lo general, lo único que se quiebra es el ser.

Muchas de las situaciones que provocan sufrimiento emocional son relativamente triviales. El sufrimiento se compra por un precio muy barato, y a veces por nada.

Pero, no existe nada que valga la pena como para hacerme abandonar mi estado esencial de paz. Si alguien hace algo contrario a mi gusto o manera de hacer las cosas, ¿por qué debo irritarme? Incluso si algo sale mal, si siento ira, la situación será aún más difícil de corregirse. El triste resultado es que tanto la situación como el ser se quedan fuera de control.

Lo irónico es que, a pesar de que el efecto es negativo, está motivado por el deseo de alcanzar un estado de paz en el que ya no se sienta dolor. Ocurre que lo que esta situación necesita se presenta de un modo erróneo y confuso; incluso en una situación de conflicto, el individuo sigue, de alguna forma, buscando su cualidad original de paz. Hay una gran cantidad de incongruencias en la confusión y la rabia.

Sin embargo, a pesar de todo esto, la meta fue siempre la misma, aunque a veces aparezca de forma errada. Lo único que quiero es paz, amor y felicidad. Lo anhelo en todo y para todos los que forman mi mundo externo y, de muevo, la paradoja: Paz, amor y felicidad son mis características intrínsecas y siempre lo han sido. ¡Estoy buscando algo que ya tengo!

Extracto del libro:
La última frontera.
Un viaje por la conciencia humana.
Ed. Brahma Kumaris

Ken O’Donnell 

Ligereza y paz


En conciencia del alma darás amor y respeto a los demás de forma natural y, con el tiempo, recibirás a cambio amor y respeto. Cada acción realizada en conciencia del alma es una acción a través de la cual te beneficias y, por ello, también beneficiará a otros.

El karma empieza en la mente en la forma de pensamientos, las semillas de la acción. Así como es el pensamiento, así será la acción. Los pensamientos, al igual que las acciones, emiten vibraciones e influyen en la atmósfera alrededor. Habrá un retorno kármico de esas vibraciones.

Los pensamientos puros, felices, de paz son los tesoros más valiosos de la vida. Si mantienes esos pensamientos beneficiosos en tu conciencia, vayas a donde vayas, crearás una atmósfera pura de paz y felicidad, de la cual otros se beneficiarán muchísimo.

Comprender las consecuencias de las acciones significa que pones cuidado en hacer todo de la manera adecuada. Si vas más despacio, te das más tiempo para hacer las cosas correctamente. Si algo se hace bien, es muy probable que no cause problemas en el futuro. El trabajo bien hecho te deja con una mente en paz.

Concentrarte completamente en lo que estás haciendo en este momento te permite tener el control absoluto tanto de tu mente como de tu cuerpo. Si sigues realizando acciones con conciencia del alma, puedes permanecer ligero y lleno de paz.

Extracto del libro:
Meditación práctica.
Yoga espiritual para la mente.
Ed. Kier

B. K. Jayanti 

El arte de vivir


El estado natural del alma humana es de una expresión creativa única. Cuando nos desconectamos de nuestra seguridad eterna y comenzamos a depender de los demás para sentirnos seguros, ponemos en riesgo esa capacidad innata.

Cada vez que preguntas a un grupo de niños de cinco años quién puede cantar, todos levantan la mano gritando: “¡Yo!”. Y si preguntas quién puede bailar, de nuevo, todos levanta su mano y gritan: “¡Yo!”. Cuando preguntas lo mismo a un grupo de adultos, con suerte, uno de ellos se ofrecerá.

La inteligencia creativa no tiene que ver con ser un aclamado artista sino con vivir la vida como un arte. Se trata de expresar nuestra singularidad, con el gozo que nace de no tener restricciones externas. Hoy se nos recomienda ser “adecuados”. La pregunta que surge es: ¿Adecuados según el criterio de quién?

Por lo general gastamos una cantidad desmesurada de energía pensante en divagar cómo las cosas resultarán o no resultarán. Encogemos nuestro mundo por inseguridad y miedo, y así olvidamos el arte de vivir. Cuando somos espontáneos no pensamos tanto.

La inteligencia creativa nos reconecta con eses arte perdido. Busca predecir nuestro futuro, en armonía con nuestra más preciosa esencia. Tiene que ver con comprender la ley de la manifestación, las dimensiones y energías de la transformación, y luego usar los ocho poderes (retraerse, soltar, tolerar, aceptar, discernir, decidir, afrontar y cooperar) para despejar el camino y dejarnos llevar por el río de novedades que fluye hacia el océano de la vida.

Extracto del libro:
Las cuatro caras de la mujer.
Restaurando tu auténtico poder. Recobrando tu belleza eterna.
Ed. Vergara
Caroline Ward

Es necesario un "click" en el intelecto


En la meditación, entendemos que el “tercer ojo” u “ojo interior” significa la capacidad para entender y percibir correctamente, para, sobre la base de esta percepción o comprensión, actuar y comportarse en consecuencia. En otras palabras, sobre la base de verdades espirituales, pensamos, hablamos y actuamos de modo que la paz y el bienestar lleguen a ser algo natural en nuestra vida.

El tercer ojo es el intelecto del alma; cuando se abre, se comprende la necesidad de mejorar, cambiar y/o crear algo que me ayudará a mí y a los demás a mantener una mejor calidad de vida.

El alma tiene tres facultades: La mente, a través de la que creamos pensamientos; el intelecto, con el que comprendemos, discernimos y decidimos; y los sanskars, que son impresiones en forma de recuerdos, características de la personalidad y hábitos. Las tres facultades trabajan juntas: La mente está influenciada por factores externos e internos, que pueden ser tanto positivos como negativos. El intelecto debe entender, discernir y decidir qué es cada cosa y después actuar.

En toda la historia, ha habido maestros que han ofrecido conocimiento espiritual, a través del cual intentaban despertar la conciencia de la gente para tener relaciones, actitudes, pensamientos y acciones más positivos y agradables. Pero para que esto suceda, tiene que producirse un “clic” en el intelecto, es decir, tiene que haber una comprensión y disposición para cambiar viejas costumbres y características negativas de la personalidad y llegar a ser un ser humano mejor, ética y espiritualmente.

Con la meditación, poco a poco nos vamos liberando de la angosta vía de pensamiento y de centrarnos excesivamente en cosas equivocadas; cuanto más nos abrimos a un nivel sutil, más positivo y beneficioso llega a ser nuestro centro de atención.

Extracto del libro:
Pensamiento oriental para la mente de occidente.
Visión del Raja Yoga
Ed. Brahma Kumaris
Anthony Strano

¡Un descubrimiento tan bonito!


El secreto de vivir de dentro a fuera consiste en llegar a conocernos a nosotros mismos otra vez, internamente, y en recuperar la capacidad de recurrir a la energía de nuestra verdad interior. ¡Entones podemos ser libres!

Recordar que, originalmente, soy un espíritu libre es la llave para conseguir la libertad. Recordar que puedo acudir a una fuente ilimitada de amor, sabiduría y felicidad cuando dejo de buscar estas cualidades en el mundo exterior y, en cambio, pongo la atención en mi mundo interior.

Yendo hacia dentro, retiro mis pensamientos del mundo exterior, incluso del cuerpo, y me concentro en mi identidad interna, espiritual. Pienso en la esencia del “yo”, como un pequeño punto o una estrella, sin dimensiones en términos de tiempo y espacio, pero situado detrás de los ojos; como un centro de consciencia.

Entonces, noto una sensación de transcendencia de la realidad material y de acceder a un reino de paz, que es mi hogar original y también la casa de Dios, quien es también un punto o una estrella, sin dimensiones, radiante con el poder de la verdad, un ser ilimitado y eterno.

Cuando mi consciencia llega a esta etapa y a este conocimiento incorpóreo, tengo la posibilidad de establecer una relación con Dios, y esto me conduce a un nivel superior de energía interior. Cada vez que recuerdo a Dios la relación se vuelve más y más profunda. ¡Es un descubrimiento tan bonito saber que puedo visitar al Alma Suprema, internamente, siempre que quiera!

Extracto del libro:
De dins a fora.
Viure, aprendre i estimar millor
Ed. Brahma Kumaris

Dadi Janki