martes, 21 de noviembre de 2017

Generar felicidad

Aprende a sentarte en calma y reunirte contigo mismo con tranquilidad. La paz vendrá y se sentará a tu lado.

Vive con sencillez. Eso significa sólo tomar lo que necesitas de la tierra y de la vida. La recompensa es la abundancia.

Permanece liviano. Aplica un punto final a las preocupaciones en un instante. Cuando decides vivir con liviandad en tus pensamientos y acciones, los demás te ven brillar.

Vive ahora. Disfruta de vivir el momento presente, olvida la negatividad, el desperdicio y los arrepentimientos del pasado. La positividad es el primer paso hacia la paz.

Da generosamente, de todo lo que tienes. Compartir tus regalos con los demás, sin contar su coste, garantiza que recibirás incluso más.

Practica la compasión. Encuentra el perdón. Primero para ti mismo. Después aprende que el perdón derrama bendiciones en todas las direcciones. Al perdonar a los demás, somos perdonados y sanados.

Agradece. Sé agradecido por todo lo que has recibido. La gratitud le da valor a todo lo que posees y aumenta tu alegría.

Sé amigo del silencio. Dirige tus pensamientos hacia tu interior, hacia tu esencia más profunda. El silencio invita a Dios a tu corazón y mente.

Sirve a los demás. Disfruta con servir. Pensar y actuar sólo para nosotros trae una recompensa hueca; servir a los demás crea un profundo pozo de satisfacción.

Practica la paz. La paz es la cualidad original del ser. En su forma más pura, la paz es silencio interior. Consiste en pensamientos positivos, sentimientos puros y buenos deseos. Para tener paz necesitas paciencia. Cuando eres pacífico, creas una atmósfera de paz. La paz en el mundo sólo se puede conseguir cuando haya paz en la mente de cada ser humano.

Hay felicidad cuando se usa cada momento de una manera valiosa. La felicidad es la nutrición que más fortalece. Con felicidad, haces fácil lo difícil, y liviano lo que es pesado. Permanecer feliz y compartir felicidad con los demás es un gran acto de caridad. Cuando eres feliz, entonces no importa lo que suceda, nunca sueltes tu felicidad.


Claves del contentamiento

En el tiempo presente, la tensión y la intranquilidad están incrementando en el mundo y, debido a esto, el descontento también incrementa. En tales tiempos, la habilidad espiritual de permanecer contento y satisfecho y cooperar para que los demás también lo estén es de gran necesidad.

En primer lugar, necesitamos desarrollar el arte de permanecer contentos con nosotros mismos. La base del contentamiento interior es la experiencia de logros, de resultados. La clave está en centrarnos en logros y resultados espirituales y no materiales o externos. Los logros que vienen de las circunstancias o las posesiones son siempre de carácter temporal y por tanto no pueden de ninguna manera proporcionar un contentamiento permanente.

Los logros espirituales sí son permanentes. Progresar en el conocimiento espiritual, en desarrollar y fortalecer nuestra paz, nuestra estabilidad, nuestra positividad frente a los desafíos de la vida, nuestra capacidad de compartir amor incondicional, todos estos logros incrementan nuestra satisfacción y auto-respeto.

Cualquier sentimiento de carencia trae consigo una disminución del contentamiento. Junto a llenarnos de logros espirituales, también es esencial permanecer más allá de los deseos limitados, los deseos de la mente que nos atrapan en la ilusión de que nos van a proporcionar una satisfacción verdadera, cuando lo único que hacen es crear dependencia e incluso adicción.

Cuando nos llenamos de logros espirituales podremos experimentar el contentamiento de forma estable. La satisfacción será visible a través de la cara. Y cuando estamos contentos en nuestro interior, de forma automática surgen la motivación y el entusiasmo por beneficiar a otros, por capacitarles a que también tengan logros espirituales.