jueves, 23 de abril de 2020

Limpieza de actitud y positividad


La luz de la meditación nos trae claridad acerca de nuestro ser. Esto nos ayuda a comunicarnos con los demás de una manera mucho más clara que cuando no estamos seguros de qué sucede en nuestro interior. La comunicación efectiva promueve entendimiento y fortalece las relaciones.

Más importante aún, las relaciones también están conectadas con la actitud y la visión. A veces podemos sentir que hemos dicho y realizado lo que es correcto, y aún así el comportamiento de otros hacia nosotros no es el que desearíamos. En tales momentos, es importante revisar nuestra actitud hacia esas personas y la visión con la que las estamos mirando.

Puede que nos demos cuenta de que existe en nuestro interior un ligero sentimiento de desaprobación, una resistencia hacia algún aspecto de su personalidad. Puede que ninguno de ambos sea consciente de ello, pero este sentimiento genera una sombra sobre la otra persona. No está recibiendo la aceptación o el respeto que debería, y eso influencia su habilidad de escucharnos y la forma en que se comporta hacia nosotros.

La disciplina de la meditación nos capacita para limpiar nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes, asegurando que lo que compartimos con los demás es positivo. Entonces es mucho más fácil para los demás conectar con nosotros de manera positiva.

La meditación también transforma nuestras respuestas hacia los demás. Cuando recordamos que soy un alma eterna, un hijo del Alma Suprema, me lleno con el amor y la paz de Dios, el Océano del Amor y de la Paz. Mis propias cualidades originales, presentes en cada alma en su estado de pureza, se manifiestan y donde previamente hubiera habido conflicto, encuentro que ahora tengo una mayor capacidad de permanecer pacífico frente al comportamiento desagradable o inapropiado de alguien.

Esta capacidad de permanecer mental y emocionalmente estable frente a la provocación nos convierte en amos de nuestro destino, en lugar de esclavos de la negatividad de los demás. Es de un enorme valor en nuestras vidas, nos permite calmar las situaciones conflictivas e incluso suavizar o disolver la ira de la otra persona.

Con generosidad de espíritu, conectamos con la bondad inherente a la otra alma, sabiendo que ésa es una realidad más profunda que la ira que ahora está manifestando. Lo maravilloso es que si podemos mantener esta visión consciente del alma durante suficiente tiempo, esto despierta la bondad dentro de la otra persona. Entonces realmente prevalece la paz.

Restablecer nuestra grandeza espiritual


Cuando lo hacemos todo con virtudes – humildad, alegría, paz – entonces lo hacemos en bienestar, no bajo presión. La verdad crecerá en nosotros sólo hasta el punto en que haya humildad.

Cualquier aspecto de la espiritualidad que practiquemos durante un largo período de tiempo, finalmente se convertirá en parte de nuestra propia naturaleza. La prueba de caminar por la senda espiritual es que nuestra personalidad es modelada por la sabiduría.

Valora, aprecia y cuida tu estado del ser por encima de todas las cosas. Todo lo que hagas, todo lo que digas, todo lo que pienses es consecuencia directa
del estado del ser. La prioridad es crear y sustentar un estado del ser elevado y espiritual.

La felicidad se destruye debido a los pensamientos negativos y de desperdicio. Hemos permitido que la falsedad se asiente en lo profundo del ser debido al descuido y la pereza de dar excusas. Los hábitos negativos todavía actúan en nosotros debido a que no estamos viviendo en el nivel de conciencia más elevado: Dios y yo estamos conectados de forma positiva y llena de propósito, siempre lo hemos estado y siempre lo estaremos.

Permanece en contacto con el propósito más elevado de tu vida. Adoptamos un camino espiritual porque hemos aceptado la meta de la perfección. Es tiempo de reconocer nuestro derecho a la grandeza espiritual.

Fortaleza interior


La fortaleza espiritual es necesaria para crecer espiritualmente y ayudar a que los demás crezcan. Esta fortaleza conforma nuestro carácter y permite disciplinar la mente. Una mente disciplinada es una mente pacífica y feliz. Una mente fuerte nunca se perturba.

La fortaleza de nuestro ser se nutre de la experiencia del silencio, de la conexión sutil con la fuente eterna de luz y de paz y a nivel práctico de una actitud honesta y sincera ante la vida y los demás.

Las bendiciones de los demás son otra fuente de fortaleza para el ser. Recibimos bendiciones de aquellos a quienes hemos servido, y una buena forma de servir a los demás es compartir esta clase de fortaleza interna. Aquellos que han incorporado las virtudes divinas en su comportamiento y actividades, son los que pueden dar fortaleza a los demás. Compartir esta riqueza y sabiduría es dar un regalo invalorable.

Podemos evaluar nuestro nivel de fortaleza espiritual observando la calidad de nuestras respuestas en las situaciones y en las relaciones.

El que es fuerte da, el débil tiene expectativas.
El que es fuerte cambia y transforma, el débil se queja.
El que es fuerte sabe perdonar, el débil guarda resentimiento.
El que es fuerte crea, el débil duda.
El que es fuerte fluye, el débil mide y calcula.
El que es fuerte permite, el débil pone límites.
El que es fuerte puede doblarse, el débil se rompe.
El que es débil clama y se agita, el fuerte calma y tranquiliza.