En el tiempo presente, la tensión y
la intranquilidad están incrementando en el mundo y, debido a esto, el
descontento también incrementa. En tales tiempos, la habilidad
espiritual de permanecer contento y satisfecho y cooperar para que los
demás también lo estén es de gran necesidad.
En primer lugar,
necesitamos desarrollar el arte de permanecer contentos con nosotros
mismos. La base del contentamiento interior es la experiencia de logros,
de resultados. La clave está en centrarnos en logros y resultados
espirituales y no materiales o externos. Los logros que vienen de las
circunstancias o las posesiones son siempre de carácter temporal y por
tanto no pueden de ninguna manera proporcionar un contentamiento
permanente.
Los logros espirituales sí son permanentes. Progresar
en el conocimiento espiritual, en desarrollar y fortalecer nuestra paz,
nuestra estabilidad, nuestra positividad frente a los desafíos de la
vida, nuestra capacidad de compartir amor incondicional, todos estos
logros incrementan nuestra satisfacción y auto-respeto.
Cualquier
sentimiento de carencia trae consigo una disminución del
contentamiento. Junto a llenarnos de logros espirituales, también es
esencial permanecer más allá de los deseos limitados, los deseos de la
mente que nos atrapan en la ilusión de que nos van a proporcionar una
satisfacción verdadera, cuando lo único que hacen es crear dependencia e
incluso adicción.
Cuando nos llenamos de logros espirituales
podremos experimentar el contentamiento de forma estable. La
satisfacción será visible a través de la cara. Y cuando estamos
contentos en nuestro interior, de forma automática surgen la motivación y
el entusiasmo por beneficiar a otros, por capacitarles a que también
tengan logros espirituales.
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