El tesoro más elevado es el de los
pensamientos. Los pensamientos elevados son la base de una vida
espiritual. El tesoro de los pensamientos es muy poderoso. Con los
pensamientos podemos ir a la experiencia del silencio en un segundo.
Podemos ir con nuestra mente a donde deseemos.
Estemos sentados o
realizando acciones, con el tesoro del poder de los pensamientos
podemos experimentar cercanía hacia las personas en las que estemos
pensando. Cualquier estado que deseemos adoptar, sea elevado, sea de
felicidad o sea de confusión o de debilidad, es fruto de nuestros
pensamientos.
Con el pensamiento de un segundo “soy un alma
pacífica”, podremos conectar con una experiencia positiva de paz. En el
momento en que tenemos el pensamiento “soy un alma débil, no tengo
fortaleza”, entonces en un segundo la felicidad desaparece.
Experimentamos angustia en nuestro estado interno. Sin embargo la base
de ambos estados son los pensamientos.
Al comprender la vital
importancia de la calidad de nuestros pensamientos, nos damos cuenta de
la necesidad de evitar o transformar los pensamientos débiles e inútiles
en nuestra mente. Cuando desperdiciamos el tesoro de los pensamientos
eso debilita nuestro intelecto y nuestro estado, generando confusión e
imprecisión en nuestra toma de decisiones. La velocidad de los
pensamientos se vuelve muy rápida. Debido a su gran velocidad, perdemos
la habilidad de controlarlos. Puede que nos preguntemos: “No recuerdo
haber realizado ninguna acción negativa, pero ¿por qué he perdido mi
felicidad?”. La causa de ello son los pensamientos débiles e inútiles.
En
la meditación Raja Yoga también creamos nuestro estado a través de los
pensamientos: “soy un alma, un punto de luz brillando en el centro de la
frente, mi naturaleza verdadera es de paz y pureza”. Con estos
pensamientos elevados y con concentración del intelecto, experimentamos
nuestra naturaleza original. Éste es el enorme poder de los
pensamientos.
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