Se dice “El silencio es oro, las
palabras son plata”. Cuando la mente permanece en verdadero silencio
entonces los pensamientos se hacen muy elevados y pacíficos. Nuestro
pensamiento se vuelve muy positivo. Entonces podemos crear pensamientos
que traigan felicidad a los demás.
Si alguien está muy enfermo
se le dan sedantes de manera que pueda descansar. Se advierte a las
demás personas que mantengan silencio en la proximidad del enfermo.
Pensar demasiado nos agota internamente. Si pensamos mucho, no podremos
dormir bien y el descanso no será reparador.
A través de la
meditación podemos visualizar y resetear nuestros patrones de
pensamientos. En el silencio podemos experimentar hermosos momentos de
paz y armonía. Podemos acumular el poder del silencio en nuestro
interior. Podemos percibir quién somos realmente, nuestro verdadero ser.
En las escrituras indias se dice que “donde hay silencio está Dios”. A
través del silencio interior podemos comunicarnos y experimentar el ser
supremo.
En la meditación pensamos: soy un ser espiritual.
Simplemente he venido aquí, a este escenario del mundo, a interpretar mi
papel. Mi hogar verdadero es el mundo del silencio, el mundo de luz y
paz. En base a nuestros pensamientos podemos ir conectando con la fuente
de la paz, el ser supremo y el poder de la paz que recibimos es
ilimitado. Ahora bien, esta conexión espiritual se basa en el amor
espiritual, es el amor del alma hacia el alma suprema, es una relación
espiritual y eterna.
En la experiencia de esta profunda
conexión espiritual en el silencio, el alma puede renunciar sus
debilidades y recargar la batería, sintiéndose llena y completa.
Entonces podemos disfrutar de una vida llena de positividad a cada
momento.
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